El superávit en la balanza comercial de China alcanzó un nuevo récord en julio gracias a un fuerte salto en las exportaciones, lo cual le otorga alivio a una economía en desaceleración tras las medidas de restricciones por los rebrotes de coronavirus.
De acuerdo con datos gubernamentales, el superávit comercial alcanzó los US$ 101.000 millones el mes pasado -la mayor cifra desde que comenzó la serie en 1987- con el valor de las exportaciones en dólares subiendo un 18%.
La cifra de las exportaciones superó así el 14,1% estimado por los economistas, según indicó la agencia Bloomberg.
Se trata de un dato positivo para la segunda economía más grande del mundo, ya que el país atraviesa meses signados por la desaceleración de la actividad tras las medidas de restricción por los rebrotes de coronavirus.
Asimismo, existían preocupaciones de que la desaceleración de la economía global impactaría directamente en la demanda de productos hacia China.
La mayor fortaleza en las exportaciones fue en los automóviles, productos de acero y textiles, según un análisis del banco Goldman Sachs.
En el caso de los autos y los productos de acero, la exportación subió 64% y 41,2% anual, respectivamente.
En tanto, los destinos que lograron un mayor crecimiento en los envíos fueron los diez países pertenecientes a la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Asean, por sus siglas en inglés) y los 27 de la Unión Europea donde se incrementaron 33,5% y 23,2%, respectivamente.
Del mismo modo, se registró un aumento significativo en las exportaciones chinas a Rusia que subieron 22,2%, fortalecidas por el vacío que dejaron las firmas occidentales tras el éxodo de estas por la guerra en Ucrania.
No obstante, los economistas se mantienen cautos respecto de las perspectivas para el resto del año y algunos de ellos aducen que el repunte de las exportaciones se debe a envíos que se encontraban pendientes tras la reducción de los cuellos de botellas en los puertos chinos.
Del mismo modo, advierten por la posibilidad de una recesión en Europa y otros de los aliados comerciales del país.
«La salud de la economía china en la segunda mitad de 2022 dependerá mayormente en si la demanda doméstica logrará tomar la posta o no de la menor demanda externa», indicó Larry Hu, jefe de economía china en Macquaire Group.
En tanto, para el economista Zhang Zhiwei, «el fuerte salto en las exportaciones continúa ayudando a la economía de China en un año difícil en donde la demanda doméstica sigue débil».
Esto último se refleja, por ejemplo, en el dato de las importaciones que sólo se expandieron en 2,3% anual, por debajo del 4% estimado.
El consumo en China se vio impactado este año por las sucesivas cuarentenas y restricciones en el marco de la política «cero covid» del Gobierno de Xi Jinping, lo cual disuadió que las personas salgan a gastar.
Si bien Beijing estableció a principios de año una meta de crecimiento de 5,5%, el consenso entre los economistas y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) es que no se cumplirá con la misma.
En el caso del organismo con sede en Washington, su último informe de Perspectivas Económicas Mundiales previó a fines de julio un crecimiento de 3,3%, frente al 4,4% que estimaba en abril.